EUROPA
PRESS
11 junio
2023
Estas
son las actividades físicas más eficaces para nuestra salud
Según el profesor de la Facultad de
Medicina de Harvard I-Mi Lee hay actividades que han demostrado ser
especialmente beneficiosas para la salud de las personas por varios motivos:
mejoran el equilibrio y la flexibilidad, fortalecen los huesos, mantienen el
peso bajo control, protegen las articulaciones, e incluso mejoran el
rendimiento de la memoria.
Así lo describe en una entrevista con Infosalus
la doctora Inmaculata De Vivo, profesora de Epidemiología
en la Harvard Medical School of
Public Health, y una de las
mayores expertas en el área del mundo, especialmente en la investigación
genética del cáncer.
Con motivo de la publicación de 'Biología de la Gentileza'
(Diana) -- junto con Daniel Lumera (experto en
ciencias del bienestar) -- nos cuenta que la actividad física es una manera de
"evitar" que los telómeros se acorten. Estas son estructuras de ADN
ubicadas en los extremos de los cromosomas y su función es la de protegerlos de
posibles daños y la de mantener intacto el material genético de la célula.
La disciplina deportiva perfecta: la natación
El primer deporte que considera beneficioso en este sentido
es la natación, "la disciplina deportiva perfecta" ya que, según
argumenta, el flotar alivia la carga de las articulaciones, especialmente si
están doloridas, al mismo tiempo que favorece un movimiento fluido y sin
tirones.
"Es un ejercicio aeróbico, lo que significa que mejora
la capacidad pulmonar y las funciones del sistema cardiovascular, y surte un
efecto particularmente positivo en el estado de ánimo, lo que ayuda a
fortalecer el bienestar mental, al tiempo que es muy útil para tonificar y
quemar calorías", describe.
El 'poder' del tai-chi
Por otro lado, apunta De Vivo al Tai-chi,
una disciplina oriental, y donde se acentúa la conexión entre la mente y el
cuerpo, creando un estado de concentración especialmente eficaz, según
reconoce. "Combina la acción con la relajación. Es meditación en
movimiento", valora esta experta.
Consiste, según detalla, en una serie de movimientos
elegantes y controlados con una transición suave y gradual de una posición a la
siguiente. Ofrece "grandes beneficios", en especial para las personas
de edades avanzadas, ya que al mejorar el equilibrio se reduce el riesgo de
caídas o las dificultades para caminar, resalta la doctora.
Hay que hacer ejercicio de fuerza
A su vez, defiende esta especialista de la Harvard Medical School la necesidad de practicar ejercicios de fuerza, que
se realizan mediante el levantamiento de pesas y el uso de máquinas de
'fitness' si se va al gimnasio. "El entrenamiento de intensidad media
tiene el mérito de aumentar la fuerza y el tono muscular sin transformar el
cuerpo, al tiempo que le da una apariencia de salud y de vigor. Los músculos
requieren grandes cantidades de energía, incluso en reposo, por lo que tienen
la importante función de ayudarnos a quemar calorías", defiende De Vivo.
Además, sostiene que cuanto mayor es la masa muscular, mayor
será la cantidad de calorías quemadas, lo que nos ayuda a mantener un peso
saludable y a no acumular grasa. También contribuye a aliviar condiciones
patológicas o dolencias relacionadas con la edad, y por ejemplo cita que el
entrenamiento de fuerza ha demostrado ser eficaz para aliviar los dolores de
rodilla provocados por la osteoartritis, mejorar el equilibrio y prevenir las
caídas, aumentar la densidad ósea y reducir el riesgo de fracturas y mejorar la
calidad de sueño.
Eso sí, aconseja realizar este tipo de entrenamiento siempre
guiado por un monitor experto, al menos al principio, para aprender la correcta
ejecución de los ejercicios y evitar lesiones.
Por qué debemos caminar siempre
"Encontramos que la caminata vigorosa mayor o igual a
150 minutos por semana tendría una ventaja biológica asociada con 4,4 años
menos de envejecimiento biológico en comparación con los no caminantes",
subraya De Vivo, al tiempo que especifica que los estudios científicos han
demostrado que caminar, aunque solo sean tres horas por semana, tiene un
impacto en la salud comparable al de los entrenamientos más cortos, pero mucho
más intensos.
Ayuda a mantener el peso bajo control, al tiempo que reduce
los niveles de colesterol malo o LDL, y aumenta los de colesterol bueno o HDL,
fortalece los huesos, reduce la presión arterial, mejora el estado de ánimo y
disminuye el riesgo de contraer varias enfermedades crónicas.
Eso sí, remarca De Vivo que, para quienes se inician en la práctica
deportiva, no hay una receta única para todos, sino que la clave del éxito se
sitúa en que sintamos placer al hacerlo y el sentir el bienestar al hacerlo.
De hecho, refleja que actividades que no son puramente
deportivas pueden ofrecer importantes beneficios como el subir o bajar
escaleras dos veces en lugar de una, caminar en el sitio, levantar las piernas
o hacer pesas ligeras durante las pausas publicitarias en televisión, jugar al
escondite con los nietos, aparcar el coche en el lugar más alejado de las
compras, pasar la aspiradora y limpiar la casa, arreglar el jardín, o estar de
pie y caminar mientras se habla por teléfono.